Historias de fracaso: ¿Cómo documentar errores para construir una mejor cultura empresarial?

En muchas empresas, el fracaso es un tema tabú. Se documentan los éxitos, se celebran los logros y se comparten las mejores prácticas. Pero, ¿qué pasa con los errores? ¿Qué pasa con todo aquello que no resultó como se esperaba?

Cuando una organización no registra ni analiza sus fracasos, los mismos errores se repiten una y otra vez. El conocimiento se pierde cuando las personas dejan la empresa. Los equipos nuevos se ven obligados a aprender por ensayo y error.

Construir una cultura donde los fracasos se documentan y se analizan evita costos innecesarios. También fortalece la resiliencia y la innovación dentro de la empresa.

Si las empresas documentan y comparten los fracasos junto con sus aprendizajes, reducen la probabilidad de repetir errores. También fomentan una cultura de transparencia y mejoran la toma de decisiones estratégicas. ¿Imagínate que durante el onboarding de un colaborador pueda transmitirse este conocimiento? 

¿Por qué documentar los fracasos en una empresa?

Los errores no son fracasos definitivos; son fuentes de información de gran valor. Si esa información no se registra ni se transmite dentro de la empresa, el aprendizaje se pierde. Los equipos nuevos están destinados a repetir los mismos tropiezos una y otra vez.

Las empresas que documentan tanto los éxitos como los fracasos logran:

  1. Reducir costos por errores repetidos: Si un proyecto falló debido a una mala planificación, ese conocimiento evita que otros equipos cometan el mismo error.
  2. Acelerar la curva de aprendizaje de nuevos empleados: Un repositorio de lecciones aprendidas ayuda a los nuevos integrantes a entender qué prácticas funcionan y cuáles no.
  3. Fomentar la innovación sin miedo al error: Cuando los fracasos se analizan de manera constructiva, los equipos se sienten más cómodos tomando riesgos calculados.
  4. Mejorar la toma de decisiones estratégicas: Con datos sobre errores pasados, los líderes pueden anticipar problemas y tomar decisiones más informadas.

El fracaso deja de ser un obstáculo cuando se convierte en conocimiento compartido. 

¿Cómo documentar los errores de manera efectiva?

No basta con decir “aprendimos del error”. La clave es registrar los fracasos de manera estructurada para que el conocimiento sea útil a futuro.

1.    Crear un sistema de documentación de fracasos

Así como muchas empresas documentan casos de éxito, también pueden registrar lo que salió mal. Para ello, se recomienda un formato estructurado que incluya:

  • Descripción del error: ¿Qué pasó y por qué se considera un fracaso?
  • Factores que contribuyeron al problema: ¿Fueron fallas internas, condiciones externas o falta de planeación?
  • Impacto: ¿Cómo afectó a la empresa o al proyecto?
  • Acciones correctivas: ¿Qué se hizo después del error?
  • Recomendaciones para el futuro: ¿Qué se debe hacer diferente la próxima vez?

Esta documentación puede guardarse en un repositorio interno accesible para todos los equipos. También es importante que esto lo sepan los nuevos integrantes de los equipos.

2.    Realizar reuniones post mortem después de cada proyecto

Las reuniones post mortem no solo sirven para celebrar lo que salió bien, sino también para analizar lo que salió mal. Un buen análisis debe de considerar:

  • Fomentar un ambiente libre de culpas.
  • Enfocarse en los procesos y no en las personas.
  • Generar conclusiones claras y accionables.

Muchas empresas, como Amazon y Google, implementan reuniones post mortem como parte de su cultura de aprendizaje continuo.

3.    Compartir aprendizajes de manera accesible

No basta con documentar los errores si esa información no llega a quienes la necesitan. Algunas estrategias para compartir estas lecciones incluyen:

  • Boletines internos con aprendizajes clave.
  • Bases de datos o wikis corporativos con casos documentados.
  • Capacitación para nuevos empleados basada en errores comunes.

El conocimiento pierde valor si no está disponible en el momento adecuado.

Empresas que han hecho del fracaso un pilar de su cultura

Algunas de las empresas más innovadoras del mundo han adoptado la práctica de documentar y compartir sus fracasos como una estrategia de crecimiento:

  • Amazon y sus “Narrativas de Aprendizaje”: Amazon es conocida por su enfoque en la innovación, pero también ha tenido fracasos notables. En lugar de ocultarlos, la empresa documenta casos como el fallido Amazon Fire Phone, extrae lecciones clave y las integra en futuros desarrollos.
  • Google y sus proyectos fallidos: Google mantiene un archivo de proyectos cancelados, donde los empleados pueden estudiar lo que salió mal en iniciativas como Google Glass o Google Wave. Esto les permite aplicar esos aprendizajes en nuevas ideas.
  • Spotify y sus reportes internos: Spotify fomenta la cultura de aprendizaje a través de informes detallados sobre sus experimentos fallidos. Estos reportes ayudan a los equipos a entender qué estrategias no funcionaron y por qué.

Las empresas que han adoptado esta práctica han logrado transformar errores costosos en plataformas de mejora continua.

¿Cómo fomentar una cultura empresarial que valore el aprendizaje del fracaso?

Para que la documentación de fracasos sea efectiva, la empresa debe integrar esta práctica dentro de su cultura organizacional. Algunas formas de hacerlo incluyen:

  1. Liderazgo que normaliza el error. Los líderes deben compartir sus propios fracasos y demostrar que equivocarse es parte del proceso de crecimiento.
  2. Fomentar la transparencia: Las empresas deben eliminar el miedo al castigo cuando se comete un error.
  3. Convertir cada error en un aprendizaje accionable: Un fracaso sin análisis es solo una pérdida; un fracaso bien documentado es una lección valiosa.
  4. Recompensar la experimentación: La innovación requiere riesgos. Empresas como Facebook han promovido la filosofía de “Fail fast, learn faster” (falla rápido, aprende más rápido) para incentivar el aprendizaje ágil.

Las organizaciones que ven el fracaso como una oportunidad de mejora son las que más rápido evolucionan y se adaptan al cambio.

El fracaso no es un enemigo, es un maestro. Sin embargo, su valor solo se materializa cuando se documenta, se analiza y se comparte.

Las empresas que sistematizan el aprendizaje de sus errores evitan la repetición de fallas. También aceleran el crecimiento de sus empleados y fomentan una cultura de mejora continua.

Si una organización solo registra sus éxitos, está perdiendo la mitad de la historia. Los errores contienen información relevante que puede ser el catalizador de la innovación y la excelencia.

No se trata de evitar los fracasos, sino de asegurarse de que cada uno de ellos deje una enseñanza duradera.

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